El 4 de agosto de 2020 una gran explosión en el puerto de Beirut dejó más de 200 muertos y 6.000 heridos. El origen del desastre fueron 2.700 toneladas de nitrato de amonio, un compuesto utilizado como fertilizante que también es un agente explosivo muy poderoso y estuvo almacenado en el puerto sin precauciones. La tragedia se convirtió en símbolo de la larga crisis política, social y económica del Líbano. A pesar de las promesas de cambio, las heridas dejadas por la explosión aún no han sanado.