En Brasil, en el corazón del estado de Bahía, el pequeño pueblo de Santo Amaro es escenario de un desastre ambiental y de salud relacionado con la contaminación industrial. Una fundición de plomo cerrada desde la década de los años 90 sigue envenenando a sus residentes. Antiguos empleados padecen enfermedades vinculadas a su exposición constante al metal y cuentan con poco tiempo para obtener una indemnización. Nuestros corresponsales se reunieron con Adailson Pereira Moura, exempleado de la fábrica, quien lucha incansablemente por obtener justicia para las víctimas.