Tailandia es uno de los pocos países asiáticos donde los tigres aún viven en estado salvaje. En los últimos años, el país ha instalado cámaras y patrullas para proteger a los felinos. Sin embargo, aunque hay unos 200 tigres deambulando libremente por Tailandia, una cifra diez veces más alta vive en cautiverio, a menudo en parques temáticos donde son tratados como atracciones turísticas. Las ONG de conservación de la vida silvestre dicen que estos parques están explotando a los grandes felinos.