Unos 14.000 efectivos de la Guardia Nacional de México fueron desplegados en la frontera sur del país para detener el paso de los migrantes que iban en tránsito hacia EE. UU. Los viajeros fueron dispersados y hubo rechazo ante el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades. El Gobierno mexicano reconoció que su política para contener a los migrantes no es suficiente y en cambio le pidió a Estados Unidos apoyo a los proyectos de desarrollo en la región y visas de trabajo.